La ausencia de estrategias certeras nos ha dejado desnudos ante una criminalidad demoledora. Parece que estamos atrapados en una inercia que se pierde en un universo de matices, pero al final muestra que no se está haciendo lo suficiente para enfrentar la violencia criminal asentada en Barranquilla y su área metropolitana. Pero aún más, la dispersión del fenómeno alcanzó ya municipios distantes donde se esconden los blancos de las disputas de las organizaciones ilegales.