¿Qué deben hacer Barranquilla y el resto del Atlántico si aspiran a tener, como es lo más lógico, un aeropuerto de talla internacional? Pues, apostar por una nueva concesión, por un privado, que con interés estratégico decida invertir en el departamento. Pero, no son tiempos fáciles para proyectos tan ambiciosos, tenemos además cerca a destinos turísticos que atraen a muchos más viajeros que nosotros en la región. De manera que se hace indispensable liderazgos de nuestros sectores público y privado que generen condiciones competitivas o de confianza para, al tiempo que se ejecutan las obras, se estructure la IP que nos devuelva al radar de los grandes aeropuertos, donde no estamos desde hace rato.