La puesta de largo o presentación de Muelle 1888 a los visitantes fue desafiante. Un sinnúmero de personas lo recorrieron, confirmando las expectativas, entre otras la del gobernador Eduardo Verano, quien pronosticó una “explosión turística”. Aún se precisan de adecuaciones en los restaurantes o equipamientos indispensables, como parqueaderos, que harán mucha más falta cuando funcione Sazón Atlántico, otro centro gastronómico, pero de cocina típica en esa zona. Lo dicho, no hace falta ser Nostradamus para vaticinar que sitios tan excepcionales están llamados a ser las locomotoras de la economía local, pero no a cualquier precio. Se requiere de una gestión planificada que ordene la demanda de la oferta turística para evitar morir de éxito.